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El mito de Sísifo

Argumento

El mito de Sísifo es un personal espacio de reflexión del autor acerca de problemáticas existenciales. Utiliza la referencia clásica a modo de metáfora para poder exponer sus argumentos sobre el valor de la vida.

Abstracción

Esta breve pero densa obra de Camus gira en torno a una profunda reflexión filosófica acerca de la vida y su valor, acotada en este caso a dos conceptos existenciales: el suicidio y lo absurdo.

Para hablar de ellos divide el ensayo en cinco grandes capítulos, que contienen a su vez digresiones más concretas. Empieza por Un razonamiento absurdo donde pretende abordar la cuestión de qué es lo absurdo y cómo se plantea un pensamiento como tal; ligado estrechamente con la segunda idea, la del suicidio. Por ello, el primer subcapítulo se titula Lo absurdo y el suicidio, que abre con una contundente afirmación.

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.

La opción del suicidio surge en un contexto donde lo que está en juego es la propia vida, el sentido de la existencia, por qué debemos existir y qué finalidad tiene esta. De hecho, uno de los axiomas que derivan de esa serie de cuestiones es:

Matarse […] es confesar que se ha sido sobrepasado por la vida o que no se la comprende.

Es más, Camus se muestra especialmente crítico con la idea de renunciar a la vida, ya que para él meditar acerca de la existencia no posee poder suficiente como para que se determine acabar con todo. En Los muros absurdos, el siguiente subcapítulo, deja claro que la única alternativa al suicidio es el restablecimiento en la sociedad, pero sobre todo en lo absurdo.

El individuo debe ser capaz de enfrentarse con el sin sentido de la vida, sus paradojas y contradicciones, de hallar esa náusea sartreana, las experiencias dostoievskianas, todo espíritu de rebelión contra lo irremediable y no abandonar, sino sobrevivir.

Con las ideas de ambos apartados se llega a El suicidio filosófico, una unión entre la aceptación de la idea de absurdo y el rechazo del suicidio. Camus sigue matizando lo absurdo, que ahora delimita como la confrontación del ideal y la realidad misma, como actitud existencial que se debe adquirir.

El último apartado que conforma esta primera parte se titula La libertad absurda donde introduce la perspectiva del misticismo y la religiosidad como esencia de la liberación del hombre. Sin embargo, la postura que se debe adoptar es la de rebelarse contra esa ideología fanática y, por el contrario, confrontarse con la propia oscuridad y ser consciente de todo aquello que conforma al ser humano.

El hombre absurdo inicia la segunda parte de este ensayo, tratando de definir lo que caracteriza a este tipo de hombre: la esperanza y el beneficio que obtiene al ejecutar una idea. Profundiza en tres tipologías de comportamiento, el donjuanismo, la comedia y la conquista; para obtener una conclusión compartida: el hombre es su propio fin.

El último apartado, La creación del absurdo, recupera la intencionalidad original del ensayo, analizar el tipo de obras que contienen el absurdo y el tratamiento que lo acompañan. En Filosofía y novela Camus recupera la idea de que nada podría sostenerse sin un pensamiento profundo y constante, pero que no olvide el pensamiento bajo en su forma más lúcida. Crear es vivir dos veces, por lo que la experiencia es fundamental en el momento creador, que debe siempre procurar una vivencia completa.

La creación sin mañana es el último apartado que teoriza sobre la idea de lo absurdo y que precisamente empieza apelando a la religión. Crear exige un esfuerzo cotidiano, la apreciación de los límites de lo verdadero. Debe reflejar el todo, el conjunto de la vida, sin eliminar ni esconder nada. Por ello, dos autores que elige como representantes de este mundo absurdo son Dostoievski y Kafka, a los que les dedica un apartado. 

De hecho, el capítulo que escoge para cerrar la obra es precisamente un estudio de las obras de Kafka, y en concreto de El proceso, con la finalidad de recoger los elementos que en sus obras representan el absurdo. Por ejemplo, y recuperando una referencia que aparece en esta misma página, Joseph K. es un gran representante de lo absurdo, ya que a pesar de que desconoce aquello que hace parecer culpable, quiere luchar contra ello hasta el último momento. 

Desnudando el libro

Este ensayo filosófico es complejo debido a las capas de significado que Camus integra en él; si bien deja claro que el tema principal es el valor de la vida y su contrario, el suicidio, y la noción de absurdo como constante general.

La obra empieza con un oxímoron muy marcado: el capítulo introductorio donde se indican las directrices de la obra y expone parte de su motivación, lo titula omega; letra griega que ocupa el último lugar en su alfabeto. Por lo tanto, decide empezar por el final, pero en el inicio. Esta contradicción inicial enmarca la línea que seguirá el ensayo.

Lo absurdo y el suicidio plantea ambas nociones en un contexto filosófico, histórico y reflexivo. Es un primer momento de contacto con ambos, donde se entrevé la conclusión que reafirmará en El hombre absurdo: plantearse el sentido de la vida solamente responde a una necesidad de valorar la experiencia con base en criterios generales, que pocas veces poseen relación con una vivencia al estilo diltheyano.

Por eso es relevante establecer un marco delimitado, como plantea en Los muros absurdos, que acoten la experiencia y la pongan en valor en su totalidad. El hombre debe asumir que la vida es una cosa y su contrario, y que la coexistencia de esta eterna dicotomía es lo que otorga finalmente un sentido último.

Se debe perseguir el equilibrio en lo absurdo, olvidar la idea de salvación que introduce en La libertad absurda como si el valor de la vida estuviera allá fuera, en algo sublime que se alcanza cuando se deja de ser consciente.

El hombre se halla olvidado en un mundo sin dioses, de un modo nietzscheano, como Sísifo, luchando con lo absurdo que resulta empujar una roca por una pendiente alcanzando la cima solo para regresar al inicio y volver a empezar el proceso. La esperanza que se vislumbra en ese momento en que la roca aún no regresa al punto de partida y parece haber alcanzado la cima es lo que mantiene al hombre con vida. Solo con la consciencia del todo se puede seguir con vida.

Ambientación

Albert Camus, 1913 – 1960, nació en el seno de una modesta familia de emigrantes argelinos que se establecieron en Francia. Su vocación por la filosofía fue temprana, pero tuvo que abandonar los estudios universitarios debido a la tuberculosis que padecía.

Aunque dicha enfermedad no pudo apartarlo de la vida intelectual: formó una compañía de teatro, ejerció de periodista y viajó por medio mundo. Sus influencias a la hora de escribir se basaban en su propia condición de extranjero en Argelia y en autores del movimiento existencialista. Dos rasgos identificables en toda su obra.

Fue un militante e inconformista nato y luchó por unos ideales justos en un mundo destruido por la guerra. Creó revistas reaccionarias y nunca cesó en su gusto por leer literatura y traducirla. Su labor fue reconocida en 1957 con el Premio Nobel de Literatura. Falleció en un accidente automovilístico.

Frase reveladora

Se ha comprendido ya, que Sísifo es el héroe absurdo. Si este mito es trágico lo es porque su protagonista tiene consciencia.

Reflexión

Camus es un escritor complejo, escondido entre significados, oculto en un profundo mar existencial. Esta obra no es menos y demuestra su gran conocimiento filosófico y su particular gusto por los existenciales en este ensayo dedicado a Sísifo y su absurdo.

El tema de este ensayo y su tratamiento no está indiciado para todo tipo de lectores, ya que apela a una sensibilidad consciente y kafkiana.

El mito de Sísifo

Autor

Albert Camus

Edición

Alianza, 2012

Páginas

176

ISBN

9788420609270

Valoración

El mito de Sísifo