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Adolphe

Argumento

Esta breve novela gira en torno a la apasionada y tormentosa relación entre el joven Adolphe y la experimentada Ellénore, quien tiene dos hijos y una relación de diez años con el Conde de P**.

La novela se divide en diez capítulos, precedidos por prólogos aclaratorios de los hechos que se explican, así como una Nota del editor donde se utiliza el recurso del manuscrito encontrado para crear un espacio verosímil de lo expuesto.

Abstracción

La narración empieza con Nota del editor, donde se presenta a dicho personaje en un ambiente típico de la narrativa de viajes y el objetivo de esta parte: la de crear un escenario realista y verosímil en el cual recibe un paquete a su nombre que contiene un manuscrito. 

De modo cervantino arranca entonces la historia de Adolphe, encontrada en un cofre que contenía cartas, el retrato de una dama y un cuaderno; contada por él mismo. Este narrador en primera persona es un joven de veintidós años, hijo del ministro elector de ***, que regresa a su lugar de origen con tal de recibir las enseñanzas necesarias para ocupar un día la posición de su padre.

Los dos primeros capítulos sitúan al lector en este regreso al lugar de origen, el reencuentro con una parte del sujeto mismo, quizá olvidada, y una misión vital ya escogida. La relación con el padre es sin duda la protagonista de esta parte de la historia, antes de verse eclipsada por la pronta inclinación romántica hacia Ellénore, una mujer de treinta y dos años, pareja del Conde de P**.

La tímida atracción que siente en un principio deviene rápidamente en un deseo irrefrenable que acaba por eclipsar a Ellénore. Todo los demás aspectos son ahora secundados por el amor que se profesan los amantes, a esta relación indecorosa que florece cada vez que el Conde de P** debe ausentarse.

La pasión evoluciona lentamente en un anhelo de convertirse en pareja sin esconderse en sociedad, por lo que Ellénore decide abandonar al Conde de P**, con el que ha permanecido diez años de su vida y con quien comparte dos hijos, para poder establecerse en las afueras con el joven Adolphe. Las múltiples discrepancias en su círculo de amistades no tarda en llegar, y la crítica social se cierne sobre ellos; incluido el padre de Adoplhe, quien se muestra contrariado. 

A pesar de todo, los amantes deciden permanecer juntos; aunque Adolphe empieza a gestar un sentimiento de infelicidad hacia su relación, un desajuste interno entre aquello que tanto ambicionaba y su realidad.  Esta percepción rota supone el punto de inflexión de la novela, que hasta el final narrará las discrepancias entre los amantes, los fallidos intentos de Adolphe para permanecer fiel al lado de Ellénore. 

La figura del amante perfecto, ilusionado y luchador, se desvanece para dejar paso a este ser irracional, desesperanzado e infeliz. El lector asiste al enfrentamiento interno de Adolphe entre el amor devoto que prometió y la posición social; entre el ideal y la realidad. Todo ello ocasionará una breve separación entre los amantes, un apasionado reencuentro, un par de encuentros con el padre, figura opuesta a la relación, y, finalmente, un par de charlas con el barón de T**, confidente del joven. 

Atormentado por ser consciente de todo lo que Ellénore ha abandonado por él, pero desesperado por huir y poder volver a la vida que tanto ansía, confiesa a Ellénore que no puede seguir fingiendo y prefiere poner punto final a su relación. La reacción de ella es tan abrumadora y afligida, que Adolphe no puede más que modificar sus palabras y promete permanecer a su lado siempre. 

No obstante, Ellénore está consumida por la pena y el dolor, y su recuperación parece ser improbable. Adolphe permanece a su lado hasta que la luz de la vida finalmente se apaga para siempre.

Desnudando el libro

El recurso del manuscrito encontrado del inicio contribuye a crear este espacio de realismo incuestionable que modifica la mirada del lector y presenta ciertas preguntas acerca de los personajes que redactaron las epístolas, así como sobre la identidad de la muchacha del retrato.

El tema principal ya se ha presentado: un atormentado amor que ha sido recuperado mediante las epístolas de los mismos protagonistas: Adolphe y Ellénore, los personajes principales. El amor puro, obsesivo y fogoso se transforma en una relación calmada para concluir en un amor no correspondido. 

El lector es testigo de la evolución de Adolphe con respecto al sentimiento amoroso que lo une a Ellénore, que va mermando en paralelo a la importancia que da de su imagen en sociedad. El joven seguro y apasionado del amor, es atrapado por la red de convicciones sociales que le direccionan a abandonar la relación para poder cumplir el objetivo principal: relevar al padre en la empresa familiar. 

La acción de Adolphe se centra en esta dualidad entre el ser y su apariencia, como si de un juego de máscaras se tratara. Son las dudas, el florecer y marchitar del sentimiento amoroso lo que enloquece al protagonista y lo que vive el lector de primer mano. Esta evolución hacia la inevitable tragedia. 

La trama se mantiene solamente mediante la expresión de los sentimientos por parte de los protagonistas, contenidos en las epístolas que al inicio son desenterradas. El dibujo de los personajes es sensible y delicado, creando un drama psicológico realista que mantiene al lector en vilo. Los protagonistas están tan bien construidos que, junto al comentario de Carta al editor del epílogo, no se duda de la posibilidad de su existencia. 

Conocí a la mayor parte de los que figuran en esta historia, que es auténtica hasta el último detalle.

El narrador recupera su voz en tercera persona para ir más allá de la relación amorosa con Ellénore y desvelar que Adolphe no estuvo con ninguna otra dama, ya que siempre lo dominó esta mezcla de egoísmo y sensibilidad que se combinaba en él para su desgracia, y que al final no dejó de este modo otro rastro que el de sus errores.

Incluso el editor que responde a esta misiva reitera que de Adolphe no podía esperarse otro futuro debido a su carácter. Y lo hace con las siguientes palabras:

Rompemos en vano con los objetos y seres exteriores, pues no podemos romper con nosotros mismos. Cambiamos de situación, pero transportamos siempre el tormento del que esperábamos librarnos.

Por lo tanto, se pone de manifiesto el verdadero tema de la novela: una pequeña obra maestra que refleja la complejidad del individuo y su contradicción. 

Ambientación

Henri Benjamin Constant de Rebecque, 1767 – 1830, nació en la suiza francesa en el seno de una familia dedicada al servicio la armada de los estados holandeses. A cargo de su abuela, debido al fallecimiento de su madre a muy temprana edad, fue educado por tutores hasta destacar en la Universidad de Erlangen.

Viajó por Inglaterra, Francia y Suiza, donde se reunía con amistades aristocráticas. En 1793 se incorporó a la cámara del parlamento británico como defensor, ascendido poco después a tribuno por Napoleón.

Mantuvo una relación con Madame de Staël, que empezó en 1795 y con la cual se trasladó a Berlín; aunque se separaron en 1806; lo que causó un período de reflexión plasmado en su novela Adolphe.

De vuelta a París con sus quehaceres políticos, tuvo desencuentros con intelectuales defensores de la corona hasta el día de su muerte en 1830.

Frase reveladora

Es una horrible desgracia no ser amado cuando se ama; pero también lo es, y grande, ser amado con pasión cuando ya no se ama.

Reflexión

Constant es conocido por su faceta artística, ya que también era pintor, aunque enmarcado dentro de la corriente realista. Esta pequeña novela estaba pendiente desde hacía tiempo en mi estante, y ahora pienso en cómo no la he leído antes.  

Adecuada para todo tipo de lectores, es una pequeña perla sobre las relaciones humanas y lo intrínseco del ser. Altamente recomendada, casi obligatoria.

Adolphe

Autor

Benjamin Constant

Edición

Acantilado, 2001

Páginas

152

ISBN

9788495359711

Valoración

Adolphe